jueves, 21 de febrero de 2013

Reseña de mi erótico libro "Sirenas"

Reseña de mi erótico libro "Sirenas" en Diario Veloz : 

Sirenas: salvajes y seductoras, de Ana Von Rebeur (Vergara – 240 páginas)
Estos libros siempre corren el riesgo de ser banalizados y por ende, menospreciados. En la delgada línea que divide la autoayuda de la autosuperación, Sirenas abarca un marco teórico, que tomado con criterio, aunque su recurso sea el humor, puede potenciar personalidades. Y convertir lo invisible en deseado. Un libro que instruye a la mujer para volverse indispensable para su amado o amante. Podríamos rotularlo como manual de seducción o una cartografía por donde toda mujer debiera transitar si su objetivo final es la realización personal. Sin promesas de felicidad ni con garantía de conseguir al príncipe azul, pero sí con tips para al menos, dilucidar entre la horda de desesperados, quiénes son tóxicos o contraproducentes. Y así, dejar de ser una mujer ordinaria, para convertirse en una codiciada sirena.

http://www.diarioveloz.com/notas/87178-libros-que-no-muerden-la-literatura-erotica-que-sigue-moda

viernes, 15 de febrero de 2013

Un abrazo de papel para chicas que necesitan fuerzas

Si quieren leer mas libros míos, me tienen que comprar  este o la editorial no me publica el que sigue... podes leer avances aqui -Te JURO que es tan útil como interesante. NO se si divertido. Chicas, con sus cartas ustedes  me hacen ver que están tan mal,  que hay que rescatarlas primero y divertirlas después . No se le hacen cosquillas a alguien que está llorando. Primero se la abraza y consuela y después la hacés reír. Bueno, este libro es un abrazo de papel . Tomalo así.  Si no llegó a tu país ( falta mucho para que eso suceda)  , yo te lo mando a tu casa  y combinamos via  anavon@hotmail.com.

jueves, 14 de febrero de 2013

Diferencias entre la sirena salvaje y la mujer normal


Vida social:
Chica normal: Se queda en casa esperado que la llamen.
Sirena salvaje: Sale supersexy y se mete en una fiesta sola, a conocer gente.
Vestimenta:
Chica normal: Pulóver viejo enganchado, jogging y pantuflas.
Sirena salvaje: Calzas negras, top fucsia y botas de tacos altos… ¡Sexy!
Alimentación:
Chica normal: Café y bizcochitos.
Sirena salvaje: Salmón y caviar… ¡Se lo merece!
Fotos:
Chica normal: De lejos, fuera de foco, cara negra a contraluz, detrás de un árbol.
Sirena salvaje: Primer plano sensual, diva total… ¡De estudio!
Pasatiempo favorito:
Chica normal: Mirar la tele.
Sirena salvaje: Escalar, hacer rappel, y a la noche, tango.
Proyecto de vida:
Chica normal: Seguir como hasta hoy.
Sirena salvaje: Vivir todas las aventuras y cambios posibles.
Amistades:
Chica normal: La vecina.
Sirena salvaje: Muchas sirenas y tritones salvajes.
Relación con la madre:
Chica normal: Tensa pero resignada.
Sirena salvaje: Resignada pero agradecida.
Relación con el padre:
Chica normal: “Siempre me sentí rechazada por él”.
Sirena salvaje: “Siempre me sentí adorada por él”.
Proyectos a largo plazo:
Chica normal: Casarse y tener hijos.
Sirena salvaje: Conocer el mundo entero.
Amores:
Chica normal: Conseguir novio.
Sirena salvaje: Conseguir amantes apasionados.
Decoración:
Chica normal: Paredes blancas, muebles marrones.
Sirena salvaje: Hippie chic, mexicano, vintage, barroco, carnaval carioca multicolor, exótico, extravagante, kitsch.
Mascotas:
Chica normal: Perro guardián, atado.
Sirena salvaje: Gato durmiendo, suelto.
Estilo de vida:
Chica normal: Ser sensata y mantener la compostura.
Sirena salvaje: Ser loca y cometer todas las locuras posibles.

El poder del entusiasmo



Hay algo que diferencia a la gente feliz y satisfecha de los infelices quejosos, que tienen los que crecen y maduran, y que no tienen los paralizados que involucionan. Algo que produce cambios favorables en la sociedad. Es el entusiasmo.
La gente que hace cosas productivas, que concreta sus sueños y que pone empeño en convertirse en lo que quiere, siempre es entusiasta.
¿Qué es el entusiasmo? En latín enthusiasmus significa “llevar un dios adentro”. Un dios que te protege y te da fuerzas, una fuerza divina que es motor de todo lo que haces. 
Según el diccionario, es la exaltación y fogosidad del ánimo, excitado por algo que lo admira o cautiva. Es la adhesión fervorosa que mueve a favorecer una causa o empeño. Es la inspiración divina de los profetas, el arrebato creador de artistas y poetas.
Cuando estamos entusiasmados nos acompaña un ejército invisible dispuesto a luchar por las metas que nos proponemos. Nadie nos puede detenernos. Tenemos ganas de intentarlo. No nos arredra ningún esfuerzo. Creemos en nosotros mismos. Sabemos que lo lograremos. Y nos divierte intentarlo. Sabemos que vale la pena.
Lo contrario del entusiasmo es la abulia, la depresión, la indolencia, la decepción.
Cuando tenemos entusiasmo, tenemos esperanzas, confiamos en nuestros sueños. Y lo mejor del entusiasmo es que es contagioso y pone en marcha hasta las voluntades de los más escépticos. El filosofo Bertrand Russell dijo que “El signo más universal y distintivo de los hombres felices es el entusiasmo”.
Cuando estás entusiasmada sientes que sólo tienes comienzos por delante. ¿Por cuál vas a empezar?
Una vez escuché al magnate Donald Trump diciendo que todos los grandes gerentes del mundo le tienen pánico a hacer esa llamada importante cada mañana, la llamada vital que les cerraría el negocio. Y que él llegó lejos sólo por hacer esa llamada cada día, aun muerto de miedo. Al tomar el teléfono, su mano temblaba, pero hacía la llamada igual, aterrado de tener que escuchar un rechazo a su propuesta. Y siempre resultaba bien porque era el primero y único en llamar a primera hora de la mañana. A los demás los paralizaba el miedo.
Debes tomar este proceso con calma, y vencer tus miedos paso a paso. La tranquilidad es poder,  porque te sirve para concentrarte en tus objetivos. Pero tus objetivos deben ser claros, concretos y, ya sabes, salvajes.  

La certeza de las sirenas



Las sirenas saben que todo lo pueden. Que llegan adonde quieren, siempre que se propongan un objetivo. Su meta puede ser sencilla como aprender a cantar (como una verdadera sirena) o más complicada,como terminar una carrera universitaria. Pero si se encuentran con obstáculos y escollos los agradecen: ellos templan el carácter y las hacen más fuertes y decididas. Son como alertas que te mantienen despierta exigiéndote cada vez más.
Aunque es un ejemplo cruel, es pertinente para mostrar la efectividad de los obstáculos, los enemigos y los problemas, lo que hacen algunos pesqueros japoneses: los buques vuelcan la pesca viva en grandes tanques de agua marina en los que ponen un tiburón. El tiburón persigue a la pesca permanentemente por lo que los peces se mantienen activos escapándole y llegan más frescos al puerto que si estuvieran muy tranquilos en un estanque. De paso los japoneses se ahorran un montón de dinero en hielo.
Otro ejemplo de la fuerza de la actividad tiene que ver con las palomas: los criadores de palomas mensajeras las sueltan una vez por día en un sitio donde haya halcones (predadores naturales de las palomas) para que, escapándose de ellos, ellas se ejerciten, se mantengan en estado y salgan campeonas de velocidad. Para que quede claro, todos los escollos que encuentras en la vida te ayudan a estar ágil y tener mejores reflejos para que te muevas en un mundo difícil de modo veloz y como pez ( o, mejor dicho, como sirena), en el agua.
 Cuando la cantante Madonna recibió un premio Grammy, dijo en su discurso ¾trofeo en mano¾ :“Agradezco a los que dijeron de mí que era una niña torpe y gorda que no podía cantar ni bailar, porque me impulsaron a dar lo mejor de mí misma para probarles que se equivocaban” . No hace falta decir que Madonna es una de las más gloriosas sirenas.
 Si crees en ti misma, nadie te puede quitar esa seguridad. Ese es tu tesoro oculto. Con esa certeza de que todo lo puedes, eres rica. Los mares son tuyos y no hay sitio adonde no puedas llegar. No te permitas dudar de ti misma y no dejes que nadie te haga dudar de esa certeza de que eres perfecta tal y como eres, y de que puedes lograr todo lo que sueñes.
Tienes por delante un océano de oportunidades. Anímate con todas ellas. Estamos en una era de cambios en la que se están aflojando de apoco las represiones y prohibiciones contra la mujer. Empuja un poco más cada puerta para que te la abran porque, sirena querida, el pasado de la humanidad ha sido siempre femenino y el futuro… ¡también lo será! 

¿Qué es una verdadera sirena?



ü    Una sirena es una mujer independiente y enérgica, con un océano de oportunidades a su alrededor.
ü    Una sirena es una mujer que disfruta de todo, sin importarle las muecas, los gestos o las opiniones de los demás ante sus decisiones.
ü    Una sirena es una exploradora de tiempo completo. Las sirenas son buscadoras incansables. No tienen casa: merodean por los mares hallando tesoros hundidos, bosques de algas, cardúmenes de peces multicolores y playas desconocidas.
ü    Una sirena está tan segura de que lo que quiere es disfrutar, que los tiburones se apartan a su paso.
ü    Una sirena no conoce de límites y fronteras. En el mar no hay alambrados, ni cercos ni vallas. Atraviesa todo y llega adonde quiere llegar.
ü    Una sirena no le teme a las tormentas: ¡le sirven para llegar aún más lejos!
ü    Una sirena disfruta de la vida con sus hermanas sirenas, no compite con ellas. Como hacíamos cuando éramos la reinas del lugar, alimentando a toda la tribu.
ü    Una sirena se siente siempre bella, aun cuando su cola de pescado no encaje con los cánones actuales de belleza …
ü    Una sirena no sale del mar para arrastrarse por la tierra, ni por mandato familiar, ni por amor a un hombre, ni por sacrificarse por satisfacer a otro. Una sirena le dice a un amor “¿Me quieres en tu vida? ¡Ven a nadar conmigo!”…¡y que sea él quien se meta en el mar!
ü    Una sirena conoce su hábitat: el océano. Y no lo piensa cambiar ni por todo el oro del mundo, porque es allí donde ella se siente poderosa, libre y feliz.
ü    Una sirena está encantada con ser quien es, y no necesita cambiar su cuerpo ni perder su voz para que otro la acepte.
ü    Una sirena seduce, hechiza y atrae a todos para que se acerquen a sus dominios en el mar…

Así como en el pasado las sirenas perdieron su puesto de primacía en la sociedad y fueron convertidas en esclavas del hombre de la casa, el desafío ahora es que no pierdas tú, tu puesto de primacía en tu vida. No dejes que nadie te ancle. Ni siquiera alguien que te diga que te ama. No pierdas tu voz ni tus piernas por seguir a alguien. En nombre del amor las mujeres cometen las más graves injusticias contra sí mismas.
En este capítulo tomaremos medidas urgentes: veremos cómo evitar perder la voz y que te cambien esa bonita cola de pez que tienes, por un par de lentas piernas doloridas, como el pesado pago que te toca por enamorarte del hombre equivocado. 

¿Eres una anti-sirena?: o cómo sabotearte la vida


Por dentro, las mujeres pensamos que para la sociedad somos poca cosa, y que un hombre parece tener más valor. Eso nos corroe la autoestima hasta el punto de que llegamos a sabotear  nuestra propia vida.

Algunos indicios de que podrías estar convirtiéndote en una anti sirena:
·                    No te casaste con el hombre que querías sino con el que querían tus padres que fuera tu marido.
·                    De pequeña te resultaba natural ser la criada, cuidadora o controladora de tus hermanos varones. Eso esperaban tus padres de ti.
·                    No tienes el trabajo que sueñas, si no el único que crees que puedes conseguir.
·                    No vives donde quieres, sino en territorio familiar y seguro. No te animas a mudarte por temor a lo desconocido.
·                    Crees que ser virgen es un valor que debes atesorar. Si ya no eres virgen, crees que el hombre con el que perdiste tu virginidad será siempre algo especial en tu vida, o debería ser el único.
·                    Crees que por haber perdido tu virginidad vales menos a los ojos de cualquier otro hombre que no sea el primero.
·                    Siempre te sientes menos bella, rubia, delgada, joven y/o moderna que las modelos de los anuncios de televisión, que son tu ideal de mujer.
·                    Siempre sientes que tienes 5 kilos de más.
·                    No vas sola a una fiesta por miedo a no tener con quien hablar.
·                    No viajas sola por temor a aburrirte.
·                    No vas sola al médico o a terapia porque te da miedo.
·                    No vas sola a un gimnasio o curso o deporte… porque no te crees capaz de hacerlo sola.
·                    No soportas la soledad.
·                    No vives sola por miedo a deprimirte.
·                    No puedes olvidar a un ex que te hizo daño.
·                    Todas tus amigas son mujeres sufridas que desconfían de los hombres.
·                    Todas tus amigas solo hablan de hombres y decepciones amorosas.
·                    Sigues llamando a tu ex aunque sabes que está de novio con tu mejor amiga.
·                    Sales con un tipo casado, o que tiene novia. Y sufres sino te llama a diario.
·                    Tu madre es una mujer brillante pero frustrada, siempre celando a tu papá.
·                    Tu madre dejó todos sus sueños por ser madre y esposa.
·                    Tu madre te explicó cómo ser la esposa ideal y cómo hacer que un hombre sea el centro de tu vida.
·                    Cualquier cosa diferente que se te ocurra, tus padres creen que no es buena idea.
·                    Tus padres te dejaron entrever que si no te casas pronto, estarás siempre sola y marginada.
·                    Vives pendiente de que un hombre te escriba o te llame, y si eso no sucede, ese día pasó en vano.
·                    Tus padres te comparaban con hijos de otros, mucho mejores que tú.
·                    Incursionaste en el sexo por primera vez buscando sólo alguien que te besara y abrazara.
·                    Cuando por fin bajas esos 5 kilos, sientes que tu pelo es pajizo y sin el brillo del pelo de la modelo de champú.
·                    Te sientes frustrada porque no tienes novio.
·                    Estás de novia con alguien que no te dedica el tiempo que crees merecer.
·                    Estás convencida de que los hombres las prefieren bobas y dependientes, y que eso es lo que hay que mostrarle a un hombre.
·                    Dejas de lado cualquier plan que tuvieras en mente… porque te llamó él y dice que te pasará a buscar.
·                    Te aíslas del mundo cuando estás de novia y solo estás disponible para él.
·                    Que un hombre te deje es una catástrofe, y no recuerdas cómo era tu vida sin él.
·                    Sabes que tus padres hubieran querido que nacieras varón.
·                    Te sientes culpable por no trabajar y quedarte cuidando a tus hijos. Y te sientes culpable por trabajar y dejar a tus hijos solos.
·                    Hagas lo que hagas, siempre te sientes culpable.

Si te identificaste con cualquiera de estos puntos te estás saboteando y permitiéndote una vida de mujer sometida a mandatos ancestrales de dominación masculina.
 Y lo peor de todo: ¡No estás siendo la sirena que podrías ser!

La sirena que perdió la cola



Cuenta el danés Hans Christian Andersen que había una vez una sirenita que vivía muy feliz en el mar, y un día se enamoró de un hombre terrestre bastante egoísta, distraído y engreído… (Bueno, como casi todos los hombres, ¿no?) La sirenita conoce a este hombre terrestre cuando le salva la vida al rescatarlo de un naufragio. Con amor, lo abriga y lo cuida hasta que el hombre se recupera. Para entonces, ella ya estaba más que enamorada y toma una decisión: En lugar de quedarse viviendo en el océano, donde era feliz y nadaba a sus anchas, entrega a una hechicera su voz y su poderosa cola de pez tornasolada a cambio de un par de piernas que la dejan caminar a la par de él…¡pero con enorme dolor a cada paso! Finalmente, el cuento termina cuando él se enamora de otra mujer (que no le salvó ninguna vida) y la sirenita se desvanece en el aire…volando con no se qué cuernos de “hadas de los vientos” que inventa Andersen, porque seguramente puso “ella muere “y su editor le dijo “demasiado trágico”.
Ignoramos si Andersen sabía lo que ahora sabemos sobre las sirenas, pero lo cierto es que, siendo la sirenita feliz y poderosa en su reino, ella insiste ¾por amor¾ en tener una vida terrestre dedicada a un narcisista ingrato. Por esa decisión pierde su libertad, la felicidad y hasta la vida.
Por siglos nos han querido convencer de que no somos nadie sin un hombre. La verdad es que un hombre no es nadie sin nosotras. Pero si una sirena autosuficiente y capaz de todo se enamora perdidamente de un hombre que no respeta su lugar de sirena independiente, es probable que ella pierda su propia voz y sus piernas, y ya no pueda moverse con la libertad que conocía. A veces ni siquiera necesita que un hombre la someta: se somete ella misma suponiendo que una mujer sometida será más del agrado de su hombre. El mundo está lleno de doctoras en neurobiología que luego de trabajar todo el día, llegan a su casa y se tienen que ponen a cocinar mientras su marido ¾un músico frustrado que no aporta dinero en casa¾ sigue  mirando televisión. Ella es inteligente y sabe que eso que está haciendo está mal, que es humillante consigo misma. Pero no puede dejar de hacerlo. Sigue, inconscientemente, un mandato ancestral de servidumbre. Es la “mentalidad de esclavo” de la que hablábamos antes: “quiero serle útil y atender a mi hombre… o me echa a patadas de su vida y me cambia por una esclava más eficiente”.
En el pasado, las sirenas proveían de alimento a toda la comunidad y sus maridos eran zánganos, es cierto. En verdad, en casi todas las especies las hembras hacen todo y los machos sólo sirven para preñarlas y pelearse entre sí en los tiempos libres. Pero en esas sociedades, los mejores bocados son para las mujeres y los niños, las mujeres definen dónde se asienta la comunidad, las mujeres reparten las cosechas y las mujeres tienen el poder. El problema es que en nuestra sociedad, las mujeres hacemos de todo, los machos siguen siendo zánganos… pero perdimos el poder, les damos al macho el mejor de los bocados mientras decimos “me gustan las tostadas quemadas” o “lo que más me gusta es la carcaza de pollo”; vivimos relegándonos a segundo plano. Tampoco exigimos reivindicaciones en una sociedad que se dedica a castigar a las mujeres con publicidades nada inocentes, donde nos van marcando nuestro rol desde pequeñas: “Mujer: debes ser rubia, delgada y con pechos turgentes. Debes ser siempre joven y además, sólo sirves para cuidar a los niños, lavar la ropa, limpiar la casa, estar siempre maquillada y tener un pelo sedoso, brilloso y lacio”. (Me pregunto …¿qué tiene la sociedad contra los rulos y rizos?) Después están los famosos avisos que muestran “el antes” y “el después”, en los que se supone que el antes está mal y el después está bien. En lo personal, a mí siempre me parece más bella la mujer que aparece en la foto del “antes”.
La realidad que vivimos, el mensaje de los medios de comunicación, todo va teniendo el mismo sentido: si de pequeña ves que los premios van a los hombres, los cargos políticos van a los hombres, los honores van a los hombres y todas las calles, avenidas, aeropuertos y edificios del mundo tienen nombres de hombres… ¡Te queda más que claro quién manda en la sociedad! ¿Lucharías contra eso? ¡No, si ya sabes que es como si una pulga quisiera ir en contra del poder de un elefante! (tú serías la pulga, por si hace falta aclararlo) ¡Es una batalla perdida de antemano! Entonces no nos queda más que adaptarnos a lo que se espera de nosotras y hacemos esfuerzos sobrehumanos por ser las mejores madres y las más perfectas esposas.Ah, y claro, ¡de tener el pelo lo más liso posible! 

Somos historia, no leyenda



Muchas de las sirenas de leyenda tienen bellísimos nombres registrados por Platón como Agláope (la de bello rostro), Telxiepia (de palabras aclamantes), Telxínoe (deleite del corazón), Pisínoe (la persuasiva), Parténope (aroma a doncella), Ligeia (mortal belleza), Leucosia (ser puro), Molpe (la musa), Radne (mejoramiento) o Teles (la perfecta). No es un dato menor que algunos de estos nombres se hayan usado en botánica para bautizar a plantas carnívoras. 
 En la leyenda de Jasón y los Argonautas, los marineros que estaban por caer en el encanto de la voz de las sirenas se salvaron del desastre gracias a la habilidad de Orfeo, que cantó más fuerte que ellas de modo de evitar que los Argonautas seducidos encallaran el navío en aguas bajas. En la Odisea , Ulises preparó a su tripulación para evitar la música de las sirenas tapándoles los oídos con cera. Pero como no quería privarse de escucharlas, se hizo atar a un mástil para no poder arrojarse a las aguas al oír su música. Todas estas historias subrayan que la seducción de la mujer es la perdición del hombre. Que siempre conviene atarse a un mástil o taponarse los oídos con tapones de cera a dejarse influir por la charla fascinante o los cantos melódicos de una mujer.
Durante siglos, los marineros y pescadores hacen referencia a las sirenas en sus historias. Las primeras observaciones escritas fueron hechas en Asiria, cerca del 1000 aC. Según estos registros, algunas sirenas eran criaturas bondadosas y les concedían deseos a los marineros que las ayudaban. Otros escritos comenzaron a expresar el miedo que estos seres provocaban y aseguraban que el sólo hecho de verlas, significaba mala suerte. Ver una sirena era presagio de tormenta o de naufragio. Es así que en algunos mapas antiguos de mares y océanos, se marca la amenaza con la leyenda Hic Sunt Sirenae: lugar donde podrían habitar sirenas.
Durante el Medioevo las sirenas también fueron alegoría del poder nefasto de la seducción de las mujeres. Incluso el jesuita Cornelius a Lapide expresó: “Hay mujeres que son como sirenas, cuya belleza te quita la razón y su voz y su vista te llevan a la destrucción y la muerte”.
Los antiguos griegos hablaban de sirenas aladas que eran como prostitutas que llevaban a los viajeros a la pobreza y al naufragio: “Tienen alas y garras porque el amor vuela y hiere”, decían.
En el siglo XIX, un buque holandés naufragó en costas coreanas. Su tripulación esperó 13 años a ser rescatada. Uno de sus marineros, al regresar, comentó que había visto sirenas. ¿Por qué dijo eso? Porque para el público general era más creíble pensar que había estado entre sirenas que entre mujeres buceadoras contratadas para el rescate. Las mismas autoridades coreanas prohibían que se hablara de las buceadoras de sus costas. Imaginen que era humillante reconocer que tareas duras que exigen habilidad como bucear, eran mejor realizadas por mujeres que por hombres. Era mucho más conveniente que el mundo creyera en sirenas… a que creyera en la posibilidad de una sociedad feliz liderada por mujeres.
Sin embargo, la seducción de las sirenas en el inconsciente colectivo prevalece aún hoy y ha sido sutil y eficazmente usada, por ejemplo, en el logo de la exitosa cadena de cafeterías Starbucks. Su fundador, Howard Shultz, decidió usar desde 1971 un grabado noruego del siglo XVI con la imagen de una sirena con dos colas, que su socio Terry Heckler había encontrado en un libro antiguo. En la primera versión del ícono de la empresa se ve a una mujer en una pose tan sensual que estremece: con los pechos al aire y el cabello recogido, se toma una cola con cada mano con lo cual queda totalmente abierta de piernas… o de colas. Los dueños de Starbucks consideraron que esa imagen expresaba el espíritu de la idea de su cadena: la sirena era tan seductora como el aroma de café. Para 1987, la imagen parecía demasiado osada, así que hicieron una versión más pop, minimalista y recatada: taparon los pechos de la sirena con largos cabellos, hicieron un close up para que no se le viera la entrepierna abierta, le pintaron verde el vientre y el ombligo y cambiaron las escamas de la cola por ondas iguales a las del mar. La sirena aún conserva su corona de reina de los mares.
Más allá de lo que podamos decir de la calidad de sus productos, la cadena tiene presencia en 37 países, más de 11.000 locales en todo el mundo y hace rato que le ganó la carrera a Mc Donalds. En muchas ciudades hay dos o tres locales por cuadra, a veces uno en una vereda y otro en la de enfrente. Siempre tienen cola de clientes esperando por ser atendidos.
¿Qué busca en estos locales la gente que podría tomarse un expresso muy superior en cualquier café 

tradicional de los que conocemos? Nadie va a Starbucks por un Doppio machiattoy Soya Mocka 

Jamaiquino, ni por el Soya Blend Vanilla Spumone, ni por el Frapuccino Glacé Parisienne. Es que a veces 

estamos incómodos en casa, incómodos en la oficina, y no tenemos adonde ir. Entonces, allí está el living de 

 la sirena de Iemanjá, la diosa del mar, el sitio donde desde nos seduce una sirena desnuda con las piernas 

abiertas. Y no hay nada más tentador que eso. 

El canto de las sirenas



Ya los antiguos griegos hablaban de la existencia de sirenas. Las describen primero como mujeres con cuerpo de pájaro capaces de entonar los cantos más maravillosos y, más tarde, como mujeres con cola de pez. Siempre como seres que se distinguen por una voz musical y prodigiosamente atractiva que llevaba a la perdición a los marinos. O sea que mucho antes de que las sirenas fueran seres con cola de pez,  los hombres ya le temían a la seducción femenina que puede llegar a todas partes volando como un ave, sin límites para alcanzarlos. Ay, sí, somos tan irresistibles… tan comehombres… ¡que los aterramos! Además, un hombre seducido, queda atrapado en nuestras garras y deja todo lo que se  había propuesto  hacer (invadir, matar, robar) por quedarse sometido a nuestros besos y abrazos. ¿Ser seductora es ser peligrosa? En parte sí. Seducir viene del latín se-ducere significa “llevar aparte”, “desviar de la vía”, “lo que aleja del camino”. La seducción hace que el seducido se aparte de su plan para deleitarse contigo… ¡y eso es algo que un hombre de verdad no debe aceptar!

La seducción de las diosas



En la isla de Malta hay templos de 30000 años con estatuas de gordas de tres metros de alto. Maria Gimbutas, arqueóloga estadounidense, la pasó muy mal intentando demostrar que la teoría de “la mujer en la cueva y el hombre cazando mamuts” es falsa, y que la teoría de “la mujer en el agua y el hombre en la choza” es la verdadera. Es que su hipótesis daba por tierra con las teorías de poderío masculino de los arqueólogos varones. La ignoraron durante años y ella tuvo que luchar contra la idea de sus colegas hombres de que miles de estatuas de arcilla de mujeres eran muñecas. ¡No eran muñecas, sino diosas!
Lo que pasó luego en la historia, es que sociedades matriarcales con diosas y sirenas generosas fueron invadidas por hombres que imponían la ley del garrote. Estos hombres se lanzaban a invadir y dominar los pueblos comandados  por mujeres y las veían desde sus barcos nadando en la playa. Trataban de acercarse a ellas pero encallaban o naufragaban. Aquí nace el mito del peligroso poder de las sirenas, de su seducción y el miedo a ser subyugado por sus cantos.
Un pueblo feliz, como el comandado por mujeres, siempre canta y ríe y, seguramente, era una visión tentadora ver mujeres desnudas cantando y riendo en la playa. Quizás más de un invasor decidió quedarse con ellas y no regresar jamás a su pueblo con el botín que buscaba.
Naufragios, tripulaciones que nunca regresaron, barcos encallados… ¡Aquellas mujeres eran un peligro!
Y sí: para una sociedad machista y patriarcal, una sociedad dominada por mujeres es un tremendo peligro… ¿no?