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Una sirena es una mujer independiente y enérgica, con un océano de oportunidades
a su alrededor.
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Una sirena es una mujer que disfruta de todo, sin importarle las muecas,
los gestos o las opiniones de los demás ante sus decisiones.
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Una sirena es una exploradora de tiempo completo. Las sirenas son
buscadoras incansables. No tienen casa: merodean por los mares hallando tesoros
hundidos, bosques de algas, cardúmenes de peces multicolores y playas
desconocidas.
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Una sirena está tan segura de que lo que quiere es disfrutar, que los
tiburones se apartan a su paso.
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Una sirena no conoce de límites y fronteras. En el mar no hay
alambrados, ni cercos ni vallas. Atraviesa todo y llega adonde quiere llegar.
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Una sirena no le teme a las tormentas: ¡le sirven para llegar aún más
lejos!
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Una sirena disfruta de la vida con sus hermanas sirenas, no compite con
ellas. Como hacíamos cuando éramos la reinas del lugar, alimentando a toda la
tribu.
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Una sirena se siente siempre bella, aun cuando su cola de pescado no
encaje con los cánones actuales de belleza …
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Una sirena no sale del mar para arrastrarse por la tierra, ni por
mandato familiar, ni por amor a un hombre, ni por sacrificarse por satisfacer a
otro. Una sirena le dice a un amor “¿Me quieres en tu vida? ¡Ven a nadar conmigo!”…¡y que sea él quien se meta
en el mar!
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Una sirena conoce su hábitat: el océano. Y no lo piensa cambiar ni por
todo el oro del mundo, porque es allí donde ella se siente poderosa, libre y
feliz.
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Una sirena está encantada con ser quien es, y no necesita cambiar su
cuerpo ni perder su voz para que otro la acepte.
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Una sirena seduce, hechiza y atrae a todos para que se acerquen a sus
dominios en el mar…
Así como en el
pasado las sirenas perdieron su puesto de primacía en la sociedad y fueron
convertidas en esclavas del hombre de la casa, el desafío ahora es que no
pierdas tú, tu puesto de primacía en tu vida. No dejes que nadie te ancle. Ni
siquiera alguien que te diga que te ama. No pierdas tu voz ni tus piernas por
seguir a alguien. En nombre del amor las mujeres cometen las más graves
injusticias contra sí mismas.
En este capítulo
tomaremos medidas urgentes: veremos cómo evitar perder la voz y que te cambien
esa bonita cola de pez que tienes, por un par de lentas piernas doloridas, como
el pesado pago que te toca por enamorarte del hombre equivocado.
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