jueves, 14 de febrero de 2013

¿Eres una anti-sirena?: o cómo sabotearte la vida


Por dentro, las mujeres pensamos que para la sociedad somos poca cosa, y que un hombre parece tener más valor. Eso nos corroe la autoestima hasta el punto de que llegamos a sabotear  nuestra propia vida.

Algunos indicios de que podrías estar convirtiéndote en una anti sirena:
·                    No te casaste con el hombre que querías sino con el que querían tus padres que fuera tu marido.
·                    De pequeña te resultaba natural ser la criada, cuidadora o controladora de tus hermanos varones. Eso esperaban tus padres de ti.
·                    No tienes el trabajo que sueñas, si no el único que crees que puedes conseguir.
·                    No vives donde quieres, sino en territorio familiar y seguro. No te animas a mudarte por temor a lo desconocido.
·                    Crees que ser virgen es un valor que debes atesorar. Si ya no eres virgen, crees que el hombre con el que perdiste tu virginidad será siempre algo especial en tu vida, o debería ser el único.
·                    Crees que por haber perdido tu virginidad vales menos a los ojos de cualquier otro hombre que no sea el primero.
·                    Siempre te sientes menos bella, rubia, delgada, joven y/o moderna que las modelos de los anuncios de televisión, que son tu ideal de mujer.
·                    Siempre sientes que tienes 5 kilos de más.
·                    No vas sola a una fiesta por miedo a no tener con quien hablar.
·                    No viajas sola por temor a aburrirte.
·                    No vas sola al médico o a terapia porque te da miedo.
·                    No vas sola a un gimnasio o curso o deporte… porque no te crees capaz de hacerlo sola.
·                    No soportas la soledad.
·                    No vives sola por miedo a deprimirte.
·                    No puedes olvidar a un ex que te hizo daño.
·                    Todas tus amigas son mujeres sufridas que desconfían de los hombres.
·                    Todas tus amigas solo hablan de hombres y decepciones amorosas.
·                    Sigues llamando a tu ex aunque sabes que está de novio con tu mejor amiga.
·                    Sales con un tipo casado, o que tiene novia. Y sufres sino te llama a diario.
·                    Tu madre es una mujer brillante pero frustrada, siempre celando a tu papá.
·                    Tu madre dejó todos sus sueños por ser madre y esposa.
·                    Tu madre te explicó cómo ser la esposa ideal y cómo hacer que un hombre sea el centro de tu vida.
·                    Cualquier cosa diferente que se te ocurra, tus padres creen que no es buena idea.
·                    Tus padres te dejaron entrever que si no te casas pronto, estarás siempre sola y marginada.
·                    Vives pendiente de que un hombre te escriba o te llame, y si eso no sucede, ese día pasó en vano.
·                    Tus padres te comparaban con hijos de otros, mucho mejores que tú.
·                    Incursionaste en el sexo por primera vez buscando sólo alguien que te besara y abrazara.
·                    Cuando por fin bajas esos 5 kilos, sientes que tu pelo es pajizo y sin el brillo del pelo de la modelo de champú.
·                    Te sientes frustrada porque no tienes novio.
·                    Estás de novia con alguien que no te dedica el tiempo que crees merecer.
·                    Estás convencida de que los hombres las prefieren bobas y dependientes, y que eso es lo que hay que mostrarle a un hombre.
·                    Dejas de lado cualquier plan que tuvieras en mente… porque te llamó él y dice que te pasará a buscar.
·                    Te aíslas del mundo cuando estás de novia y solo estás disponible para él.
·                    Que un hombre te deje es una catástrofe, y no recuerdas cómo era tu vida sin él.
·                    Sabes que tus padres hubieran querido que nacieras varón.
·                    Te sientes culpable por no trabajar y quedarte cuidando a tus hijos. Y te sientes culpable por trabajar y dejar a tus hijos solos.
·                    Hagas lo que hagas, siempre te sientes culpable.

Si te identificaste con cualquiera de estos puntos te estás saboteando y permitiéndote una vida de mujer sometida a mandatos ancestrales de dominación masculina.
 Y lo peor de todo: ¡No estás siendo la sirena que podrías ser!

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